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Cómo discutir de forma justa

Las diferencias de opinión son un componente natural de las relaciones. Aun en el caso de que usted y su pareja tengan una relación muy sólida y cariñosa, seguramente no estarán de acuerdo en todo y, a veces, las diferencias pueden derivar en discusiones fuertes. Lo importante es la forma de resolver estos conflictos.

Saber cómo discutir correctamente, o cómo resolver las diferencias de forma respetuosa, es de gran importancia para el éxito de la mayoría de las relaciones. Independientemente de que estén en desacuerdo respecto de uno o dos grandes asuntos, o en relación a muchas cuestiones pequeñas, es importante evitar decir cosas que podrían herir a la persona querida.

Sugerencias para mantener una discusión justa

Discutir de forma justa significa prestar atención a varias cosas al mismo tiempo: sus palabras, el tono de voz, el lenguaje corporal y sus instintos en relación al humor de la otra persona y a la cuestión de si ese es un buen momento para discutir o no. A continuación se ofrecen algunos consejos:

Diga la verdad, pero con respeto. Elija palabras que expresen sus preocupaciones de manera directa y sincera, pero que no dejen heridas que perduren. Recuerde que actuar con respeto incluye escuchar atentamente y realizar un esfuerzo por no interrumpir a la otra persona mientras esté hablando.

Tenga cuidado con el tono de voz. Procure mantener un tono de voz calmado y hablar de manera pausada y respetuosa. Hable en un tono bajo. Un tono de voz elevado, hostil o estridente puede exacerbar una discusión de manera no intencional.

Preste atención a su lenguaje corporal. Evite gestos como señalar, gesticular con los dedos o con los ojos.

No discuta ni saque temas delicados en términos emocionales si uno de los dos ha bebido demasiado, ha consumido drogas o ya está enojado(a). De lo contrario, tendrá dificultad para pensar con claridad o quizá no recuerde la discusión al día siguiente.

Evite discutir cuando está cansado(a) o hambriento(a). Reformule el viejo dicho: «No es bueno acostarse enojado.» Si intentan resolver todas sus diferencias antes de acostarse, especialmente si las discrepancias no son pequeñas, es posible que acaben discutiendo fuertemente debido a que están demasiado cansados para pensar con claridad o para analizar todas las opciones. También es importante evitar discutir cuando uno de los dos llega a casa del trabajo o justo antes de una comida, cuando ambos están hambrientos y con los nervios a flor de piel.

Evite las redes sociales y otras distracciones electrónicas. Apague el televisor y deje su teléfono. Estas distracciones podrían hacerle pensar a su pareja que usted no toma el asunto con seriedad.

Evite discutir delante de los niños. Los niños pueden beneficiarse al ver cómo dos adultos resuelven pequeñas desavenencias, como por ejemplo: qué película ver o a qué lugar ir de vacaciones, de forma racional. Sin embargo, incluso los niños de más edad pueden asustarse cuando dos adultos se enfrentan y discuten por algo que no se resuelve de inmediato, especialmente si uno de los cónyuges critica al otro.

Tenga cuidado respecto de la forma en que se comunica cuando envía mensajes. Los mensajes de correo electrónico, de texto o de correo de voz pueden terminar pareciendo más hostiles de lo que usted deseaba, debido a que su pareja no tendrá las referencias visuales que podrían ayudar a suavizarlos, como una sonrisa o un abrazo. Asimismo, podrían generar resentimiento si su pareja no puede responder de inmediato.

Consideren la posibilidad de mantener ciertas discusiones fuera del hogar. Si tienen que resolver una cuestión importante, evalúen la posibilidad de salir a dar un paseo de a pie o ir a un parque o una cafetería que a ambos les agrade. Esto puede ser especialmente positivo si en su casa es difícil evitar las distracciones o si les preocupa que sus hijos puedan escucharlos discutir. Mantener la conversación en territorio neutral o en público también reduce la posibilidad de sufrir un arrebato de enojo.