La depresión en los niños
Todos los niños conocen la tristeza, pero algunos pueden confrontarse a este sentimiento cotidianamente, en cuyo caso puede que estén ante una depresión clínica. Si usted cree que se trata de una depresión, es importante que busque ayuda.
Definición de la depresión
La depresión se define como un período prolongado de tristeza o desesperanza. La tristeza es normal cuando una mascota o un ser querido muere. Pero si el llanto del niño persiste un mes después de la muerte de su animal de compañía, es posible que esté sufriendo depresión. La detección precoz es clave y puede ayudar a los niños a evitar graves repercusiones en el futuro.
Si dos o más de los síntomas que aparecen a continuación duran más de dos semanas, su hijo podría estar atravesando por un cuadro depresivo.
Los signos de depresión pueden incluir:
- humor irritable
- ira o rabia
- tristeza continua/sentimientos de desesperanza
- baja motivación o energía
- disminución del interés por las actividades habituales
- alejamiento de compañeros y amigos
- cambios en los patrones de alimentación y/o del sueño
- molestias físicas frecuentes, como dolores de cabeza y de estómago
- baja autoestima
- sentimientos de culpa e inutilidad
- pensamientos de muerte o suicidio
¿Por qué ocurre esto?
Hay muchas razones por las que su hijo puede estar sufriendo depresión: el origen puede ser biológico, ambiental o una combinación de ambos.
Biología. El cuerpo de los niños, y sobre todo de los adolescentes, hace pequeños milagros de crecimiento y cambio cada día. Esto puede tener a menudo efectos fisiológicos en un cerebro en crecimiento. Los desequilibrios químicos pueden contribuir a la depresión.
El entorno. El entorno de su hijo desempeña un papel importante en su desarrollo. Un hogar infeliz suele engendrar niños infelices. El abuso, la muerte, el maltrato o las rupturas matrimoniales a menudo provocan depresión.
Otras variables externas pueden estar relacionadas con problemas de toxicomanía o dificultades en la escuela o en los grupos de amigos.
Cómo ayudar a su hijo
Hay medidas que puede tomar para ayudar a su hijo en esos momentos difíciles:
Mantenga un canal de comunicación. Fíjese en el comportamiento y el estado de ánimo de su hijo. Si está inusualmente irritable u hosco, hágale preguntas para determinar si su respuesta a un problema es adecuada. Por ejemplo, sería normal que su hijo se sienta deprimido si ha reñido con un amigo íntimo. Sin embargo, si llora en exceso o su estado de ánimo no cambia, es posible que algo más esté pasando.
Escuche sin juzgar ni dar consejos. A veces los niños solo quieren que se les escuche, sin que se les diga lo que tienen que hacer o cómo resolver un problema. Si se abstiene de emitir juicios por cosas menores, eso le hará más accesible cuando su hijo necesite ayuda con problemas importantes.
Proporcione un entorno seguro y afectuoso. El mundo exterior influye en todo lo que ocurre en la mente de los niños. Los conflictos entre padres o hermanos pueden aumentar el nivel de estrés de un niño. Evite pelear en frente de los niños porque pueden sentirse culpables de esos conflictos. Esto puede provocar estragos en su autoestima. Vigile las discusiones entre hermanos para que los problemas se resuelvan de forma justa y sin amenazas ni intimidaciones.
Practique una actividad física diaria. El ejercicio regular puede ser tan eficaz como los medicamentos para tratar formas leves de depresión. No es por casualidad que, a medida que aumentan los índices de obesidad infantil, también se multipliquen los casos de depresión infantil. Anime a sus hijos a que jueguen al aire libre al menos 30 minutos diarios y limite el tiempo que pasan frente al televisor y el ordenador.
Obtenga ayuda
Si usted cree que su hijo sufre de depresión, busque ayuda inmediatamente. La detección precoz puede minimizar la gravedad de la depresión y reducir su recurrencia. Para la mayoría de los niños que sufren de depresión, la terapia y el asesoramiento psicológico son los tratamientos más eficaces.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un método muy utilizado y consiste en conseguir que el niño "piense de otra manera" y elimine patrones de pensamiento negativos. La terapia interpersonal (TIP) también se utiliza para tratar la depresión y consiste en trabajar las relaciones personales problemáticas, normalmente con miembros de la familia.
Los medicamentos en ocasiones son una opción, pero por lo general son más eficaces cuando se combinan con una terapia y/o asesoramiento. Si bien la depresión puede resurgir, las recurrencias suelen ser menos graves y durar menos tiempo, siempre y cuando los terapeutas y asesores dan a los niños las herramientas que necesitan para minimizar el impacto de la depresión.
Recuerde la importancia de recibir ayuda para usted mismo. Hable con otros padres y busque apoyo si a su hijo le diagnostican depresión. No está solo en esta situación. Participe en un grupo de apoyo o comuníquese con un profesional para obtener la ayuda que necesita a fin de afrontar este período difícil.
La depresión es una realidad creciente y puede repercutir en la salud emocional y el bienestar de nuestros hijos. Como padre, usted es la primera línea de defensa. Una de las mejores maneras de afrontar la depresión infantil es armarse de conocimientos para detectar rápidamente los indicios de problemas.