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¿Sufre de depresión?

Todos ocasionalmente nos sentimos tristes o angustiados, pero esos sentimientos suelen desaparecer al cabo de un par de días. Sin embargo, cuando una persona experimenta depresión, el trastorno interfiere con la vida cotidiana y con el funcionamiento normal. La depresión es un trastorno de salud mental grave y la mayoría de las personas que la padecen necesitan tratamiento para mejorar.

Entre los tipos más comunes de depresión se incluyen:

La depresión mayor. La depresión mayor, también conocida como depresión clínica, se caracteriza por una combinación de síntomas que interfieren con la capacidad para trabajar, dormir, alimentarse y disfrutar de la vida. Un episodio de depresión mayor puede ocurrir solo una o dos veces, aunque lo más frecuente es tener varios episodios (depresión recurrente). Si el patrón es estacional, se trata de lo que comúnmente se conoce como trastorno afectivo estacional.

El trastorno depresivo persistente (distimia). Se caracteriza por síntomas crónicos que duran dos años o más. Los síntomas no son incapacitantes, pero impiden que la persona pueda funcionar «a toda máquina» o se sienta bien. A veces, quienes padecen el trastorno depresivo persistente también experimentan episodios de depresión mayor.

El trastorno disfórico premenstrual, un cambio significativo del estado de ánimo, que incluye depresión e ira y comienza una semana antes del período menstrual y se resuelve una semana después del retiro del período.

La depresión posparto se diagnostica cuando una madre tiene un episodio de depresión mayor dentro de un período de un mes a un año después de dar a luz.

Síntomas de la depresión

Las personas deprimidas pueden no presentar todos los síntomas característicos del trastorno. Algunas experimentan unos pocos, y otras presentan muchos de ellos. La frecuencia y severidad de los síntomas puede variar dependiendo de la persona.

Entre los síntomas de depresión se incluyen los siguientes:

  • sensación de tristeza, ansiedad o «vacío» persistente
  • desesperanza o pesimismo
  • sentimientos de culpa, desvalorización o impotencia
  • pérdida del interés o el disfrute al realizar pasatiempos y actividades que antes disfrutaba, incluida la actividad sexual
  • problemas para dormir, como por ejemplo, dificultades para conciliar o sostener el sueño, o exceso de sueño
  • comer demasiado o muy poco
  • fatiga, falta de energía o sensación de «desaceleración»
  • pensamientos de muerte o suicidio, o intentos de suicidio
  • nerviosismo o irritabilidad
  • dificultad para concentrarse, recordar las cosas o tomar decisiones
  • síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento, como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolores crónicos

Causas de la depresión

La depresión no tiene una única causa. Puede surgir como consecuencia de una combinación de factores genéticos, bioquímicos, ambientales y psicológicos.

Las enfermedades depresivas son trastornos del cerebro. Las tecnologías de diagnóstico por imágenes del cerebro, como la imagen por resonancia magnética (IRM), han demostrado que el cerebro de las personas que padecen depresión tiene un aspecto diferente del de las personas que no experimentan dicho trastorno. Las áreas del cerebro relacionadas con el estado de ánimo, el pensamiento, el sueño, el apetito y la conducta presentan diferencias. Sin embargo, estas imágenes no revelan por qué ha ocurrido la depresión y no se pueden utilizar para diagnosticarla.

Algunos tipos de depresión tienden a transmitirse dentro de las familias. No obstante, la depresión puede afectar a personas cuyas familias no presentan un historial de esa enfermedad. Los científicos actualmente estudian ciertos genes que podrían hacer que las personas sean más propensas a padecer depresión. Algunos estudios genéticos indican que el riesgo de padecer depresión surge de la influencia de varios genes que actúan en conjunto con factores ambientales o de otra naturaleza.

Vivir una experiencia dolorosa, como la muerte de un familiar cercano, la pérdida de un empleo o las dificultades graves en una relación, puede desencadenar un episodio depresivo. Ciertos tipos de enfermedades crónicas o graves también pueden causar o contribuir a la depresión, ya sea por los efectos de la enfermedad propiamente dicha o por los medicamentos utilizados para tratarla. Estos problemas de salud incluyen los accidentes cerebrovasculares, cáncer, SIDA, enfermedades cardíacas, diabetes, trastornos hormonales, enfermedad de Parkinson y Alzheimer. Algunos episodios depresivos pueden ocurrir sin que exista un factor desencadenante evidente.

Opciones de tratamiento

La mayoría de las personas que sufren de depresión, incluso las que padecen trastornos severos, pueden beneficiarse a través del tratamiento. El tratamiento eficaz comienza con la consulta a un profesional de la salud, para descartar que el problema tenga causas médicas. Si el médico no encuentra una enfermedad u otro problema de salud que pudiera estar causando la depresión, el paso siguiente consiste en someterse a una evaluación psicológica. El proveedor de salud puede derivarlo(a) a un profesional de la salud mental, quien dialogará más profundamente con usted acerca de sus síntomas.

Una vez que tenga un diagnóstico, puede recibir tratamiento por medio de varias modalidades. Los tipos de tratamientos más comunes son la administración de medicamentos y la psicoterapia, o ambos en forma conjunta.

Medicamentos. Un médico puede recetarle antidepresivos u otros medicamentos que podrían ser de utilidad. Muchas personas tienen preocupaciones respecto de la toma de estos medicamentos. Tener un nivel bajo de neurotransmisores es uno de varios factores biológicos que pueden contribuir a la depresión. En este caso, los medicamentos pueden ayudar. Tomar medicamentos para la depresión no es diferente al caso de una persona que padece diabetes y necesita administrarse insulina o alguien que sufre de hipertensión y debe tomar medicamentos para reducir su nivel de presión sanguínea. Suele haber un estigma en torno a la toma de medicamentos para la depresión. Es importante cooperar con el médico para determinar cuál es el mejor medicamento para usted y sus necesidades específicas. Es posible que al principio deba probar varios medicamentos, bajo la estrecha supervisión del médico, hasta que encuentre el que le da mejor resultado.

Algunas personas obtienen mejores resultados con la terapia de medicamentos, mientras que otras manifiestan más avances con la psicoterapia. Algunas otras necesitan una combinación de ambas.

Psicoterapia o «terapia del habla.» La psicoterapia es una modalidad de tratamiento que puede ayudar a una persona a mejorar las habilidades para la resolución de problemas, reducir la sensación de ansiedad y depresión, construir relaciones y aptitudes sociales e incluso mejorar el desempeño laboral. Los estudios revelan que la psicoterapia es efectiva para el tratamiento de la mayoría de los problemas comunes de salud mental. 

Medicamentos antidepresivos

Los antidepresivos actúan sobre los químicos naturales del cerebro conocidos como neurotransmisores, como la serotonina, la norepinefrina o la dopamina. Entre los antidepresivos se incluyen:

Los inhibidores selectivos de recaptación de la serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN). Los ISRS afectan una sustancia química del cerebro llamada serotonina y los IRSN afectan dos sustancias químicas, la serotonina y la norepinefrina. Los ISRS suelen ser el primer tipo de antidepresivo que el médico recomienda, en parte porque suelen causar menos efectos secundarios que los otros tipos.

Antidepresivos atípicos. Algunos antidepresivos se denominan «atípicos» porque funcionan de manera diferente a los ISRS o los IRSN. Un antidepresivo atípico comúnmente recetado es el bupropión, que se usa para tratar la depresión en general y para prevenir la depresión en personas con trastorno afectivo estacional. Otros medicamentos de esta categoría son la trazodona y la mirtazapina.

Tricíclicos. Los tricíclicos son un grupo más antiguo de antidepresivos y reciben ese nombre por su estructura química. Pueden ser recetados a personas que no pueden tomar ISRS o IRSN, o a quienes esos medicamentos no les dan buenos resultados.

Inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Los IMAO son la clase más antigua de antidepresivos y, para algunas personas, funcionan mejor que otros medicamentos. Sin embargo, quienes los toman deben evitar consumir ciertos alimentos y bebidas, como el queso, los alimentos fermentados y el vino tinto.

El médico quizá deba administrar una variedad de antidepresivos y ajustar la dosis para encontrar el que resulte más efectivo para su situación.

Qué hacer si le recetan antidepresivos

Si le recetan un antidepresivo, tome las siguientes medidas:

Consulte sobre sus efectos secundarios. Averigüe también acerca de cualquier prueba que pudiera necesitarse para evaluar los efectos del medicamento en su organismo.

Tenga paciencia. Encontrar el medicamento apropiado puede tomar tiempo. Coopere con el médico que le recetó el medicamento e infórmele cualquier tipo de efecto secundario o beneficio que experimente.

Siempre consulte a su médico antes de dejar de tomar un medicamento, aunque se sienta mejor. Algunos medicamentos se deben dejar de tomar gradualmente para permitir que el organismo se adapte. Si padece trastorno bipolar o depresión mayor de forma crónica, quizá deba tomar medicamentos en forma diaria para evitar los síntomas incapacitantes.

Si toma medicamentos IMAO, recuerde que deberá evitar los alimentos fermentados, incluidos los quesos, vinos y encurtidos. Pídale al médico una lista completa de los alimentos que debe evitar, y siempre llévela consigo.

Nunca mezcle medicamentos, ya sean recetados, de venta libre, o que le haya proporcionado otra persona, sin consultar antes al médico. Si su odontólogo o cualquier otro profesional de la salud le receta un medicamento, infórmele que está tomando antidepresivos. Algunos medicamentos son seguros cuando se los toma solos, pero pueden ser peligrosos si se los toma en combinación con otros fármacos.

Evite el consumo de alcohol, incluida la cerveza, el vino y los licores fuertes. El alcohol puede hacer que los antidepresivos sean menos efectivos. Hable con su médico respecto de cómo planificar situaciones en las que se podrían servir bebidas alcohólicas.

Llame a su médico si desea realizar alguna pregunta respecto de cualquier medicamento, o si tiene un problema que considera que está relacionado con un medicamento.

Los antidepresivos también pueden incrementar el riesgo de pensamientos suicidas en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Estos tres grupos deben ser supervisados de cerca por los profesionales de la salud si toman antidepresivos, especialmente durante las primeras semanas del tratamiento.

Psicoterapia

Existen varios tipos de psicoterapia que pueden ser eficaces para tratar la depresión, como por ejemplo:

La terapia cognitivo-conductual (TCC). Es una modalidad de terapia de corto plazo que ha demostrado ser efectiva para tratar algunos tipos de depresión. Los terapeutas cognitivo-conductuales ayudan a sus pacientes a cambiar los estilos de pensamiento y conducta negativos a menudo asociados con la depresión.

La terapia interpersonal (TIP). Este tipo de terapia ayuda a las personas a comprender y abordar las dificultades que encuentran en sus relaciones personales, y que podrían causar o empeorar la depresión. Los terapeutas pueden ayudarle a explorar las causas de sus acciones, como las experiencias pasadas.

Los profesionales a menudo utilizan diferentes modalidades de psicoterapia, personalizando el tratamiento para cubrir las necesidades del paciente. Ninguna forma de psicoterapia es la más eficaz para todos. El nivel de comodidad y confianza entre el paciente y el terapeuta es más importante que el tipo de psicoterapia utilizado.

La depresión grave o recurrente generalmente requiere medicación y psicoterapia, pero una combinación de tratamientos integrales resulta beneficiosa para el bienestar general.

Medidas a tomar para obtener ayuda y apoyo

Si cree que puede sufrir de depresión, trate de consultar a un médico lo más pronto posible. Algunos estudios sugieren que mientras más tiempo demore, más problemas tendrá en una etapa posterior. También puede ayudarse mediante la implementación de las siguientes sugerencias:

Trate de mantenerse activo(a) o realizar ejercicio. Haga cosas que solía disfrutar, como ir al cine o a un evento deportivo, o caminar por su parque favorito. Participe en actividades sociales, religiosas y de otro tipo que hayan tenido significado para usted.

Defina metas que pueda alcanzar. Concéntrese en lo que puede lograr desde una mirada realista, no en lo que usted u otros piensan que «debería» lograr.

Divida las tareas grandes en partes más pequeñas y establezca prioridades. Haga lo que pueda, como pueda. Dígase que trabajará en la tarea en cuestión por espacio de 10 o 15 minutos. Luego, si desea trabajar más tiempo, es una magnífica idea.

Mantenga sus expectativas en un nivel realista. Esperar resultados demasiado positivos en un plazo demasiado breve puede incrementar los sentimientos de fracaso en caso de no alcanzar dichos resultados. Bríndese un reconocimiento por lo que ha logrado, aunque parezcan cosas pequeñas.

Trate de pasar tiempo con otras personas. Hable con un amigo o familiar de confianza, y trate de evitar el aislamiento.

Posponga las decisiones importantes de la vida, como la conveniencia de cambiar de empleo, contraer matrimonio o divorciarse, hasta sentirse mejor. Si necesita tomar una decisión importante, consúltela con personas que lo(a) conozcan bien.

Prepárese para mejorar de forma gradual, no de un día para otro. No presuponga que puede «salir» de la depresión o ver avances de forma inmediata.

Recuerde que puede reemplazar sus pensamientos negativos por una mentalidad positiva. La mentalidad negativa es parte de la depresión. Se aliviará o desaparecerá a medida que la depresión que padece comience a responder al tratamiento.

Únase a un grupo de apoyo. Puede unirse a grupos de apoyo en línea o presenciales, como los que organizan la Alianza de Apoyo a Personas con Depresión y Trastorno Bipolar (Depression and Bipolar Support Alliance), la Asociación Estadounidense sobre Ansiedad y Depresión (Anxiety and Depression Association of America), la Alianza Nacional sobre Salud Mental (National Alliance on Mental Health), o Postpartum Support International. También puede pedirle a su médico sugerencias o información sobre organizaciones que puedan resultar útiles.

Cómo obtener ayuda profesional

Si no sabe adónde acudir para obtener ayuda para tratar la depresión, comience por una consulta a su médico. También puede acceder a ayuda o derivaciones a través de los siguientes recursos:

Profesionales de la salud mental, como psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y miembros del clero que posean capacitación especial en el área del asesoramiento.

Recursos comunitarios, entre los que se incluyen las agencias para la familia y los servicios sociales, y los centros, programas y clínicas de salud mental.

Organizaciones y agencias de nivel nacional. Realice una búsqueda en línea o pídale a su médico una lista de organizaciones acreditadas en su región.

Qué hacer si tiene pensamientos suicidas

Si la depresión le genera pensamientos respecto de lastimarse a sí mismo(a) o a terceros, busque ayuda de inmediato. Para obtener ayuda urgente:

Llame al 911 o acuda a la sala de urgencias de un hospital. Pídale a un amigo o familiar que lo(a) ayude, si no puede hacerlo por sus propios medios. Los hospitales y salas de urgencias cuentan con psiquiatras entre su personal. Si necesita una evaluación inmediata, esa es la forma más rápida de ser atendido por un profesional.

Llame a su médico. Sea sincero(a) y franco(a). El médico solo puede ayudarle basándose en la información que usted le proporciona. Debe decirle cómo se ha sentido y qué ha estado pensando.

Llame a la Línea de Prevención del Suicidio y Crisis. Puede comunicarse con la línea directa durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana, al número 988.