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Comprender la relación entre positividad y salud física

Salud y felicidad, felicidad y salud: ¿es posible anteponer un aspecto del bienestar personal al otro? ¿Influye la salud en la felicidad y viceversa?

Qué dice la ciencia sobre el pensamiento positivo

Las emociones positivas influencian nuestro bienestar, así como contribuyen a nuestra salud física. Múltiples estudios concluyen que existe una relación directa entre la salud y nuestros objetivos; investigadores de la Universidad de Harvard coinciden en que las emociones positivas pueden prolongar la vida y hacerla saludable. Los investigadores han observado que un buen estado de ánimo podría tener un efecto sobre las funciones del sistema inmunitario y la salud cardiaca. 

Cómo el ejercicio físico actúa sobre el estado de ánimo

Las endorfinas que se liberan al hacer ejercicio físico pueden hacernos sentir felices y sanos, nos permiten igualmente ser más optimistas de cara al futuro. Así que, si usted desea llevar un modo de vida más saludable, el pensamiento positivo puede ser un buen punto de partida.

De manera inversa, los pensamientos negativos pueden tener un efecto adverso en el organismo. A veces uno puede pensar “ya nada importa, no pasa nada si me salto el entrenamiento” o “sé que afuera hace buen tiempo y que dar un paseo sería benéfico, pero de momento no me apetece”. Los pensamientos negativos, o las preocupaciones, también pueden tener los siguientes efectos en el cuerpo:

  • tensión y dolores musculares;
  • cefaleas;
  • problemas digestivos;
  • dolores torácicos;
  • disminución de la libido o del deseo sexual;
  • problemas de sueño;
  • fatiga.

Alteraciones físicas como estas son indicios de que su salud mental podría estar en peligro. Si ha experimentado alguno de los síntomas anteriores, valdría la pena plantearse qué papel pueden estar desempeñando sus hábitos de pensamiento.

Medidas prácticas para un mayor bienestar

Controle su humor. Tome medidas prácticas para empezar el día con una actitud positiva y manténgala. Podría encontrar una afirmación positiva diaria para el despertar, o recordarse a sí mismo que a lo largo del día debe tomar momentos para ejercitar la atención plena (pausas breves para respirar y centrarse).

Cultive su optimismo. Es posible fomentar el optimismo en sí mismo. Como Martin Seligman escribe en su libro Optimismo aprendido: “Cada vez que se sienta deprimido, ansioso o enfadado, pregúntese qué se está diciendo a sí mismo; cuando sea así, concéntrese en los medios con los que cuenta para cambiar la situación y evitar que la adversidad se convierta en un desastre. Fíjese que por lo general sus creencias negativas son distorsiones. Cuestiónelas. No deje que dirijan su vida emocional”. En resumen, las personas optimistas tienden a percibirse como alguien apto a superar dificultades.

Haga una lista de ideas y mensajes tonificantes. Cada que encuentre ideas o citas estimulantes y positivas que cobren sentido para usted, anótelas. Puede tratarse de pensamientos positivos, pensamientos tranquilizantes, humoristas —todo aquello que pueda subirle el ánimo. Forme una biblioteca de mensajes que pueda consultar cada mañana al empezar el día.

Rodéese de personas estimulantes. Tanto la positividad como la negatividad pueden ser contagiosas. ¿De cuál querría contagiarse? Pase tiempo con quienes hagan brotar en usted alegría y optimismo.

Beneficios de la positividad 

La positividad y la salud física están estrechamente relacionadas. El hecho de dedicar tiempo y esfuerzo para cultivar la positividad puede aportar algunos de los beneficios a continuación para la salud, por nombrar sólo algunos:

  • reducción de los niveles de estrés;
  • reducción del riesgo de cardiopatía;
  • mejora de la función inmunitaria;
  • mayor longevidad.

Entonces, por qué esperar, ¡invierta hoy en su bienestar!